lunes, 21 de octubre de 2013

Bendriss: "Para estimular a los jóvenes a profundizar en el Islam hay que aportar elementos nuevos y fidedignos"



Pensar que una religión con 14 siglos de existencia tiene una sola corriente de pensamiento o que su doctrina se encuentra estancada significa desconocer los movimientos y variantes internas de la segunda religión con más creyentes en el mundo. Quien así se expresa es Ernest Bendriss, historiador francés quien recientemente acaba de publicar su nueva novela: "Breve Historia del Islam" (Editorial Nowtilus): "En el Islam hay más cosas que el integrismo y el fundamentalismo".

El libro recoge los orígenes y la evolución de una religión desde los discursos de un caravanero en los desiertos de Arabia, pasando por la época de mayor esplendor político, militar, económico y cultural del Islam hasta llegar a nuestras días. Un viaje a aquellos mundos de esplendor, alejados del islamismo aparentemente hostil de hoy en día, en el que los atardeceres se llenaban de olor de especia, mientras el aire se inflamaba con el rezo coránico de la noche y la ciencia daba sus primeros pasos con el conocimiento del álgebra. A pesar de tener una intención divulgativa, Bendriss destacó durante la presentación de la obra en la libreria Antes de Madrid que ningún trabajo de investigación debe caer en la vulgarización, aunque vaya dirigido al gran público. "Para estimular a los jóvenes a profundizar en el Islam hay que aportar elementos nuevos y fidedignos", señaló el filósofo y novelista de origen argelino, quien además confesó que su interés por estudiar el Islam no proviene de que comparta sus creencias.

En "Breve Historia del Islam" aparecen varias anécdotas referentes a la religión y a sus devenires históricos, como el nombre del propio profeta: "Muhammad es su nombre en árabe, sin embargo, se ha extendido por todo el mundo su nombre en turco, Mahoma", comentó Bendriss, para quién la significación de las palabras tiene connotaciones muy importantes. "Esto tiene consecuencias en la actualidad, como la batalla en la interpretación del Corán entre los rigoristas o salafistas y los que abogan por leer entre líneas". También matizó la arabización e islamización de la Península Ibérica, la cual tuvo un avance lento y costoso: "Hasta pasados dos siglos, con Abderramán en el poder, no se produjeron conversiones masivas".

El coloquio termino con varias reflexiones del público sobre la compatibilidad del Islam con el progreso científico-tecnológico y sobre su capacidad para adecuar su doctrina al mundo y a las sociedades actuales.

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